Dayan, sesión de fotos en el mar

Una de las posibilidades más bonitas para un book o simplemente para tener una simpática colección de fotos personales, es fotografiarse en el mar, y mi consejo, sin bikini ni bañador, sino con ropa «de calle», vestidos, trajes, camisetas, transparencias, pareos, ropa interior bonita, etc…

Este día nos fuimos a realizar una sesión Dayan y yo, un día completo, divertido, fotos, conversaciones, mucho cariño y sabor de despedida, antes de su partida pocos días después para vivir al otro lado del Atlántico. Por la mañana, un día «revuelto» en la playa de Urbanova. Por la tarde, un atardecer calmado en la Cala dels Jueus, del Cabo de las Huertas de Alicante. En ambos casos, dos oportunidades hermosas de sacar buenas fotos, bien equipada ella de ropas, recambios, energía, ganas y sonrisas.

Dayan, me encanta fotografiarte así…

Espectacular tormenta eléctrica en Alicante

En el oficio de la fotografía, como en otros, en ocasiones hay algo que supera en importancia a la técnica, al conocimiento y a las herramientas disponibles que tengas: la paciencia y la perseverancia.

De acuerdo: obviamente, tengo una buena cámara profesional y conocimientos suficientes para saber qué parámetros tengo que poner en la cámara para fotografiar este tipo de situaciones. Pero esa es la parte fácil. En muchísimas ocasiones (perseverancia), he tenido que emplear horas y kilómetros, persiguiendo tormentas, consultando mapas y previsiones meteorológicas, para pararme en un sitio, soportar frío, viento y lluvia bajo un paraguas grande, con la cámara montada en el trípode y sin poderme mover… para no conseguir ni una mísera fotografía (paciencia, mucha paciencia). Casi siempre sin resultados, porque la tormenta se va, porque el viento es demasiado intenso, porque hay demasiadas nubes o lluvia y no se ve nada, por lo que sea…

Pero tanto va el cántaro a la fuente que, de vez en cuando, se consigue lo que se persigue. Aquella noche, ya estaba en casa, cenando. Ví que empezaban a caer rayos. Consulté la previsión y… ¡tormenta eléctrica cercana, poca posibilidad de lluvia fuerte y cobertura de nubes al 50%!. Oportunidad perfecta: rápidamente preparé la cámara, objetivos, trípode y paraguas, observé en qué dirección estaban «cayendo» los rayos (normalmente los rayos no caen, sino que al revés de lo que se piensa, van desde el suelo hacia las nubes) y elegí que el mejor sitio sería el Castillo de San Fernando de Alicante. Allí aguanté unas 3 horas, de pie, bajo el paraguas, lloviendo a ratos muy fino. Había otros fotógrafos conmigo, aunque se fueron mucho antes que yo. Y cuando vi que ya tenía unas cuantas fotos y cayeron un par de rayos realmente cerca (con el consiguiente susto), decidí volver a casa, contento con el resultado.

Edité las fotos esa misma noche y las publiqué en facebook. Antes de 24 horas, ya se habían compartido miles y miles de veces en redes sociales. Como anécdota, incluso en el programa sobre «el tiempo» de una cadena estatal, apareció una foto mía enviada por otra persona, suplantando la autoría. Esas cosas que pasan a veces…

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